La famosa Leyenda de Pisac contada por muchas generaciones hasta hoy. La leyenda empieza con la princesa Inkil Chumpi que en español quiere decir “la princesa de la faja florida” que siendo la única hija se convertía en la única heredera de los territorios de Pisac. Mientras tanto el oráculo de Huancar Kcuichi (Parhelio) la destinó casarse con el que construyera en tan solo una noche un puente sobre el Río Vilcanota, desde esa predicción muchos ricos y valientes intentaron semejante proeza. Asto Rimac amante secreto de la joven princesa y gobernador de las misteriosas tierra del oriente boscoso era el elegido para la grana hazaña, y una noche invocó a los espíritus de la montaña para que lo puedan ayudar a tan imposible hazaña, fue con la bella princesa a concretar la construcción de dicho puente, los espíritus acordaron ayudarlo con una sola condición, que no vieran tremendo prodigio, el joven incumplió la promesa y las aguas del caudaloso río se lo llevo, rompiendo las esperanzas de la alianza del pueblo de Pisac y de las tierras del oriente. La princesa embargada por la pena quedó petrificada en una fantasmal imagen observando el valle de Pisac.
Cuenta que en el principio Wiracocha creo el mundo mas los habitantes de este mundo los convirtió en piedras envió a la vez un diluvio "Unu Pachacuti". Luego creo seres luminosos como el sol, la luna y las estrellas; así mismo envió a su mensajero Wiracochan o Tunupa quien llevaba a cuestas un bulto donde transportaba dones con los que premiaba a pueblos que lo escuchaban.
En su largo peregrinar pidió a los pueblos poblar la tierra, pero también habían pueblos que no cumplían su mandato por lo que los convertieron en piedras.
Continuando su camino llego a cierto sitio creó a un señor al cual puso el nombre de Alcaviza y al lugar por nombre Cusco; dejando el mensaje que después de este señor vendrían los Incas Orejones a quienes todos respetarían.
Wiracocha prosiguió su camino haciendo sus obras hasta que llegó a la línea equinoccial cerca al Ecuador, donde queriendo dejar esta tierra, informó a la gente sobre las muchas cosas que habrían de suceder. Les dijo que con el tiempo habrían de venir gente diciendo ser Wiracocha y a los cuales no les deberían de creer. Y dicho esto se metió al mar caminando por sobre el agua como si fuese su espuma.
Los cóndores
Al interior de Lo Castro Quebrada Alvarado existe un lugar muy hermoso por lo abundante de su vegetación donde crecen árboles de gran tamaño y corre el agua fresca formando un cafión entre cerros altos y escarpados.
Hace mucho, muchísimo tiempo en este cafión vivía una colonia de cóndores que bajaba seguido al valle a matar el ganado pequeño (cabras, ovejas, terneros).Era tanto el daño que causaban y tanto el temor de la gente, que un día se juntó un grupo de valientes y fueron a matar a los cóndores.
Las mujeres y niños lloraban porque los cóndores eran muy bravos y ningún hombre volvería vivo. Se levantaron tempranito, llevaron merienda para varios días y un buey vivo que carnearon cerca del nido de los cóndores. Hicieron unos rucos bien protegidos y esperaron que éstos bajarán al olor de la carne.
Cuando los cóndores estaban guatones y cansados de tanto comer, los hombres salieron de su escondite los cercaron y los mataron a palos. Claro que se defendieron bravamente y los primeros en caer fueron los perros que acompañaban a los hombres, perros especializados en la cacería de leones nunca de cóndores. Varios fueron también los hombres heridos por las garras aletazos y picotazos pero por fin, todos los cóndores adultos murieron. Los polluelos que quedaron en los peñones, murieron después de hambre y de frío.
Algunos hombres quedaron marcados para siempre en el rostro o el cuerpo pero se sentían felices: Habían vencido a sus enemigos. Ahora leyenda o no, existe al interior de Lo Castro un lugar denominado "Los Cóndores”, el que es muy hermoso y que vale la pena visitarlo. Parece que el alma de esos cóndores aún lo protege de la mano depredadora del hombre ya que sus árboles se mantienen en pie como una señal de lo que fue el lugar antes que el hombre empleara su hacha.
Los hermanos Ayar
Según este mito, en tiempos muy remotos aparecieron cuatro hermanos con sus respectivas hermanas que al mismo tiempo eran sus esposas: Ayar Manco, Ayar Cachi, Ayar Ucho y Ayar Auca, todos los cuales salieron de unas cuevas o pacarinas ubicadas en el cerro Tamputocco que queda a en el lugar llamado Pacaritambo, cerca a Paruro, al sur del Cusco. Pacarina quiere decir, precisamente, lugar de origen; y ellos, en busca de una tierra fértil donde residir, emigraron rumbo al norte, hacia el Cusco.
Varios años duró este peregrinaje, en los cuales sucedieron hechos prodigiosos, como la transformación de Ayar Cachi en Huamán o gavilán, y la transformación de Ayar Ucho en ídolo de piedras que después se le llamó huaca de huanacauri.
Mientras tanto, Ayar Auca, convertido en ave tomó posesión del sitio donde después fue levantado el templo del sol; luego de lo cual también se transformó en ídolo o huaca de piedra. A esos hijos suyos, llamados Manco Cápac y Mama Ocllo, los despidió en el lago Titicaca, de donde salieron a recorrer la tierra andina. Les dio una vara de oro para que la enterraran en todos los lugares a donde llegaran, y se quedasen afincados en el sitio donde esta se hundiera. Emigraron al norte, llegaron a Tamputocco, del cual pasaron a Huanacauri y por fin penetraron al valle del Cusco, donde la vara se hundió en el suelo. Allí se quedaron y dando cumplimiento al mandato del dios sol, se arraigaron para formar un pequeño señorío. Manco Cápac entonces, se dedicó a enseñar todas las artesanias, técnicas y demás obras necesarias para sacar a los hombres andinos de su primitivismo; Mama Ocllo, por su lado, hacia lo mismo respecto a las mujeres.
Así dice la leyenda, es cómo los peruanos aprendieron las técnicas de la agricultura, ganadería cerámica, textilería, Arte culinario, etc.